martes, 15 de marzo de 2016

No, que no joder.

No quiero consejos.
No necesito tirar una moneda al aire antes de tomar una decisión.
No quiero palabras vacías, las quiero malsonantes.
No busco espectros electromagnéticos, los quiero terroríficos y hemipléjicos.
No quiero navegar en el mar de dudas habitual, esta vez me voy en avión y si termino en la isla de Perdidos, mejor que mejor.
No pienso dar mi brazo a torcer, no pienso mantener mi promesa más de un atardecer. 
No voy a malgastar papel, voy a desquitarme todo el alma en tinta de sudor.
No contemplo las obras de arte del Museo del Prado, contemplo tu cara intentando entender que coño estás haciendo mal.
No voy a contestar, quizá lo haga, pero no será en público.
No me contradigo, aunque no estoy del todo seguro.
No respeto el compás, ni los adverbios de tiempo, el único respeto que me vale es que le tengo a mi vaso de colacao todas las noches.
No espero que me abracen, espero hostias como panes.
No digo que Carlotta Cosials me ame, pero vaya, contestarme me ha contestado.
No es que el rock cósmico me facilite el vocabulario, es que me distrae del ruido de alrededor.
No me da tiempo a echarme siesta, no controlo lo que queda de mes el despertador, no me hace falta.
No tengo paciencia, tampoco creo que sea la madre de la ciencia, creo que es falta de ganas o de pasión.
No soy educado, no soy antipático sin un motivo especial.
No soy un amarte desnudo pero puedo hacer las dos cosas en tan solo un segundo.
No saldré de este planeta, hay fracasos suficientes aquí esperando.
No me faltará la esperanza que se consumió hace ya años, si me raspa el pecho el mantenimiento viviré hasta el final con escozor.
No pediré perdón, no diré adiós, simplemente no estaré, tal cual he desaparecido antes decenas de veces.
No alargaré el cuello como las jirafas.
No mentiré aunque quizá tampoco diga la verdad.
No me he vuelto loco, quizá solo me he motivado demasiado.
No apartaré la nieve si no es con las manos.
No vestiré a los niños de ángeles, ni siquiera al gilipollas de turno, idiota, que no niño.
No me ocultaré por miedo al rechazo.
No me arrodillaré.
No me tragaré tus pecados.
No aullaré si no es como un conejo.
No me salen las cosas a medias, no me sale el interés fingido, no a estas alturas, tras litros y litros de aventuras funestas y desproporcionadas.
No tras el dolor.
No espero aterrizar sobre un par de brazos antes de recibir mi primer ko.
No esperaré que nada cambie porque constantemente lo está haciendo, repito, menos el gilipollas de al lado.
No le diré que no a nada, pero antes, tienes que convencerme.

Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...