martes, 12 de abril de 2016

Una entrada que habla de la realidad de la vida y ya está

No soy perfecto ni la mejor versión de mi mismo. ¿Y sabéis qué? Nunca lo voy a ser.

Pareciera que todos hemos nacido con esa extraña obsesión, una obsesión programada para asaltar nuestro pensamiento consciente en algún punto de nuestra vida. "La cagué, no fui constante, la deje ir, no supe pedir perdón, suspendí, defraudé, no conseguí el trabajo, lo arruiné".

Gran parte de las historias de nuestras vidas terminan en un cóctel de lágrimas y desolación antes o después de forma, aparentemente, inevitable. Aceptamos el fracaso solo cuando nos hemos prometido que todo mejorará en el futuro, que nos volveremos a enamorar, que conseguiremos no joderlo todo la próxima vez., por nosotros, por nuestros seres queridos, porque se supone que así debe ser. Lo conseguiré, alcanzaré la felicidad la próxima vez porque... bueno, una vez más, se supone que así debe ser.

Y lo logramos. He mejorado, he entrado, me quiere, me han aceptado, importo... o al menos por un tiempo, antes de volver a caer. "Solo es otra piedra en el camino, la próxima la saltaré, le pegaré una patada intentando no romperme un dedo del pie o qué se yo... quizá simplemente la rodee y evitaré volverla a ver".

Pero vuelve a pasar una y otra y otra vez. ¿Por qué?

Lo que voy a decir aquí no es algo fácil de asumir si se le presta atención de verdad, no es solo una reflexión nocturna inducida por una serie de dibujos animados sobre un caballo depresivo que busca la felicidad, esto, señores, es la puta cruda realidad: es imposible.

Jamás llegaremos a ser quienes queremos ser, pacientes, atractivos, inteligentes, resolutivos, amables, sin complejos, los héroes impecables de nuestras vidas y de las de los demás, en definitiva, inmortalmente felices.

Porque incluso comiendo perdices se pasa mal.

Es solo una ilusión, sin más, así de fácil, así de difícil. No tienes que perseguir la felicidad, no tienes que engañarte pensando que es lo único por lo que merece la pena vivir, no puedes dejar que algo que no es real, la esperanza de un mañana mejor y que ese mejor sea para siempre, que una mentira, sea la que le de sentido a tu vida. Con esforzarse vale. No se trata de superar la puta piedra para caminar por un camino perfectamente asfaltado, se trata de caer una y otra y de nuevo otra vez y, simplemente, aceptarlo. Porque es así, porque no tiene porque ser algo malo, porque depende de ti.

Vas a caer, y no te hablo de la semana que viene, te hablo de esa idea perfecta de que en un futuro todo será mejor, que lograrás todas tus metas, qué jamás volverás a tener que esforzarte, a pasar miedo o a sentirte mal.
Déjame decirte algo: siempre estarás anhelando algo, siempre te faltará una cosa más, siempre habrá algo que te robará el sueño por las noches, algo que hará que dentro de veinte años vuelvas a llorar de pena como lo hiciste tiempo atrás, como lo llevas haciendo desde que estás vivo.

Tu vida va a cambiar, la vida jamás lo hará.

Está bien, no pasa nada, estoy contigo, sé que duele.

"- Se vuelve más fácil.
- ¿Qué?
- Cada día se vuelve un poco más fácil.
-¿Si...?
- Tienes que hacerlo cada día, esa es la parte difícil.... pero se vuelve más fácil.
- Vale."

Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...