martes, 26 de marzo de 2013

Hoy he visto a mi enemigo.

Hoy he visto a mi enemigo. Iba todo de blanco, con muy malos humos. Le tuve delante durante diez minutos, incluso le di la mano, le había estado mirando pero no le había visto.
La habitación, la calle, el parque... cada dos por tres, cuando cerraba los ojos y dejaba actuar a mis instintos, a mi hedonismo, aparecía. Tiene nombre, lleva escrito con tinta negra el nombre.
Es como una etiqueta, a veces se multiplica veinte veces. Me ha estado comiendo el coco, ¿sabes? me controla. Aprovecha mis impulsos más salvajes, se alimenta de mi impulso animal.

Es silencioso pero intenso como el fuego. Su calor desarma mis escudos, inutiliza mis defensas, adormece mi resistencia. Blanco impoluto como un santo venido del cielo. Siempre tan cerca de mi corazón.

Hoy he visto a mi enemigo. Se aproximaba muy despacio, mis ojos le miraban y por fin le he visto. Susurrando como le susurraba a Eva. Me ataca directo a los órganos vitales, ¿entiendes? No duele, pero mata. Su veneno se filtra con cada respiración que tomo.

Hoy he visto a mi enemigo y le he besado.


miércoles, 20 de marzo de 2013

La luna decía Do esta noche.

Por una vez me ha llevado poco trabajo encontrar una pieza musical adecuada en tono y duración para redactar lo que viene.

Dejo un doble espacio y me pregunto: ¿por qué? ¿qué necesidad me implora a altas horas de la noche a respetar lo estéticamente correcto?
Solo extraigo una conclusión: únicamente en un mundo de locos, la rigidez y la exactitud de la ciencia sería respetada hasta el extremo de lo demente. Un lugar donde la cordura es un término pactado y en el cual la preposición in-, de la palabra insano, carece de la atribución que todos los sanos de mente y cuerdos de sentimiento le damos.

Escribo sobre la marcha, intentando reescribir lo menos posible para cumplir conmigo mismo en el papel de entendido hombre preocupado por la higiene psicológica de las relaciones que nos unen.

No alcanzo a comprender el potencial de lo perfecto, ni soy capaz de discernir entre mito y realidad cuando ésta palabra está involucrada en el meollo en cuestión.
¿Es falsa cualquier afirmación sobre la relación perfecta, acerca de la solución perfecta? Puedo captar la misma esencia con otro nombre en el entorno.

Los malentendidos, los problemas y sus posteriores acuerdos resolutivos. Tal vez ésa sea la definición de perfecto, aquello perfectamente humano, lo más natural y acorde con los creadores de la teórica perfección.

Tal vez sea algo simple lo que nos une a todos, la luna, por ejemplo. Todos conectados por la misma luz pálida y tenue que evoca cada noche de mi vida una alta concentración de melancolía en mi cóctel de emociones y sentimientos.

Por una vez extraigo lo que rechazo, por una vez soy consecuente con mis pensamientos. Todos somos humanos y todos, sin creerlo, avanzamos a pasos de ciego, pedrusco a pedrusco, con el tiempo.

http://www.youtube.com/watch?v=jTs3BP3fzD8&list=PL3FD80EFD3CEF218B

miércoles, 6 de marzo de 2013

Fuck.


Estoy cagado de miedo. El dolor que he estado esquivando enérgicamente estos días me ha encontrado tras la cuenta de diez. Soy solo un niño esquivando hachazos que buscan mutilarme . El órgano vital, tu corazón, mi corazón, casquería a buen precio cicatrizada con el devenir de los siglos.

No hay lágrimas que reflejen las toneladas de hormigón que soporto sobre mi pecho, en mi rostro solo un ceño fruncido, en mis manos un cigarro individual y no un hábito de matanza. La electricidad de mi organismo transforma melancólicamente cualquier armonía de más de tres notas en el eco de tu risa, que rebota por las paredes de tu casa, por el martillo, yunque y estribo de mis martirizados oídos. 

Soy un soñador que ha despertado contra su voluntad, con las manos frías y el grito ahogado en sus entrañas. Te echo de menos sabiendo que ésta vez no hubo señal alguna de reconciliación. ¿Cómo pedir perdón cuando no hubo discusión? Nada salvo simples y mortíferos acuerdos de separación. Llevo en mi frente, orgulloso de haberte abrazado, la firma del contrato que divorcia nuestras vidas, que otorga a nuestras almas la desazón de no poder, tal vez jamás, encontrarnos en otros cuerpos.

Si digo que te sigo amando pierdo, si digo que no te pertenezco, miento. 

Se me llena la boca al decir tu nombre para repetir un "nunca más".


Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...