domingo, 22 de julio de 2018

En un rincón de mi mente

Estoy soñando.

En los recovecos de mi mente los colores son fluorescentes y el rosa y el verde parecen destacar sobre los demás. En los recovecos de mi mente el negro es el telón de fondo y la esperanza un gato pardo que salta de escenario en escenario y me impulsa a caminar como si volara por encima de todo lo que veo,
con los ojos cerrados.

Es una película muda que comenzó hace veinte años y aún parecen quedarle otros tantos más. Si su final fuese abrupto y yo no pudiera desgranar todo eso que me pasa, bueno, probablemente abriría la ventana y puentes de colores fluorescentes me guiarían camino a casa.

Sé planear. Lo hago siempre de noche, sin hacer ruido ni molestar. Desciendo como un ave sin plumas que se sabe libre atrapada en un cuento de Dickens.

Hay un piano que ilumina mi alma. Ella lo está tocando, hoy me gusta más.

Levanto una estantería en mi memoria onírica y la lleno de diarios. Diarios ordenados sin sentido, preparados para ser el que yo necesite cuando extienda la mano.

Me he sabido un dios. No se lo he contado a nadie.

He encontrado una montaña vahída en tus pupilas, la he visto cerrar los ojos y volver a levantarse en un lugar que no conoce.

Un prado en ninguna parte.

Lo he creado yo, para ti. Son doce millones de flores y los colores que no existen los encargué al por mayor.

Un coche entra en escena y me dice que tengo que irme, que coja un avión.

Me lo meto en el bolsillo y monto por la puerta del copiloto.

Colores fluorescentes en obras cortas, obras de dos páginas, obras de aquí podrás descansar mientras sueñas si te dejas vencer hacia atrás y confías en que sus manos muertas te mantendrán con vida.

Confía y no mires atrás.

Confía.

Estoy en mi cabeza, tengo sueño.

Puedo volar.






Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...