martes, 21 de junio de 2016

Poesía de entretiempo

¿Has parado a mirar alguna vez?
El reflejo del sol en las hojas de los árboles,
a las aves de dos en dos, rozándose como salvajes,
con la puerta entre abierta,
con los cordones desatados,
con la mente en jaque mate.

¿Has visto lo que no se ve?
El nudo en su pecho,
las palabras que no salen y que se cuelan por el desagüe,
los trozos de carne, los trazos en el lienzo,
la rima muda, la que no se escribe, la que no sale.

¿Qué te parece lo que te he enseñado,
lo que con el dedo ahora te señalo?
Las galaxias en mi cabeza expandiéndose
cuando rozas mi cabello.
Las algas del mar enredándose en tu garganta
como un sello.
Las cataratas erosionando mi rostro, tu busto,
nuestro querido y precioso aquello.

A las horas los segundos sometieron,
las espadas en el aire silbaron,
los dientes rechinaron bajo la almohada,
la sangre fluyendo descontrolada.

Que sean cincuenta los guerreros,
que sean diez veces menos los litros de vida que ya no tienes,
que se te escapan,
que abandonan tu cuerpo,
que te dejan en paz,
que ya no te molestan,
cuando te traga el agujero negro.

Y aún ese brillo en tu mirada,
como si fueras universo,
como si fueras mi amada.
Al cuerno con todo esto,
nunca me dejaste nada.


Eclipse

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