domingo, 1 de mayo de 2016

Voy a ir con el corazón caliente

No me deja respirar, el aire caliente, la luz ardiente, sol a las cuatro de la tarde en las farolas, sombras alargadas, los coches volviendo a casa, yo suspendido con un cuatro a la altura de la luna.

El traje realizando una descompresión antes de tiempo, mis ojos a punto de reventar y poner perdida la visera de cristal. Se me ha jodido el disfraz de astronauta. Los mareos son cada vez más nauseabundos y el ansia de vida cada vez más difusa. Metáforas en las estrellas, para el traje, mi vida, para la luna, un lugar muy lejos de aquí.

Y resulta que me da igual si es en un Porsche descapotable y el atardecer un cuadro que se derrite sobre la escena antes de los créditos, si es un castillo en ruinas el lugar escogido para la batalla final contra el dragón, contra la princesa, si al final el caballero ensilla su montura y el caballo ensilla al caballero, si es un cohete que a mitad de camino pierde la pegatina de la itv de este año.

Ahora no, no vamos a dar la vuelta. Andar en círculos es contagioso pero nada divertido,

Y si al final es una maratón y el ácido láctico comienza hacerme replantear de nuevo toda la carrera hasta ahora, kilómetro cuarenta, faltan dos, tendré bien claro el camino.

Si voy en un tanque y por la escotilla nos ha caído una granada, el acelerador hasta el fondo, vamos a reventar, avancemos hasta que volemos por los aires porque, si es en parapente como me estoy desplazando, mis pies no tocan el suelo pero la cabeza no debe perder de vista el lugar de donde procedo, así me resultará infinitamente más cómodo analizar el conjunto del viaje.

Si el triciclo no tiene pedales o al tren le faltan las vías más importantes, las vitales, pararé a reparar el impedimento por manazas que sea, por poca idea que tenga, por mucho que diga que no, que no quiera.

Y si pasan los años y es el bastón o la silla de ruedas, intentaré recordar que hasta llegar ahí mis piernas me sacaron de las peores situaciones y que mi corazón me hizo dar la vuelta y plantar cara, por defectuosa que ésta pueda ser, sin casco de astronauta, sin yelmo de caballería, con una pelusa en la cabeza, con la verdad como arma de destrucción masiva.

Voy a ir con el corazón caliente, donde quiera que vaya, vaya como sea que vaya, vaya a ir o esté contemplando el paisaje desde la torre más alta, tomándome un descanso, echándome el piti de antes o el de después.

Voy a ir con el corazón caliente, a caballo o a caballero, al galope o de golpe.




Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...