viernes, 4 de septiembre de 2015

Se acaba el verano, prepárate para disfrutar

Se acaba el verano y los mosquitos aprovechan la depresión post-vacacional para devorarme en un par de noches. Y yo que pensaba que éste solsticio me había librado. Dios salve a la reina.

Los hay que acaban el verano mejor de lo que lo empezaron, más sexo, más promesas, reciben el comienzo de la rutina con los brazos abiertos y una sonrisa redentora de oreja a oreja.
Otros, por el contrario, han perdido todo ápice del entusiasmo que les elevaba por encima del suelo con cada paso que daban. La carcajada ha dejado paso al llanto, las expectativas a la decadencia, la alegría al boli y el papel, la mesa, el jefe trajeado.

Otros simplemente nos rascamos las decenas de picaduras con ímpetu. Las charlas, los consejos, la soberbia, los acto reflejos recién adquiridos en la cama cierran un verano donde las emociones han calentado más que un mes de agosto refrescante, ensordecedor.

Para algunos acaba el verano, para otros empieza el resto del año. Joder cómo pica. Como iba diciendo, más que de un final tengo la sensación de acabar de destapar el cubo de palomitas. Terminan los trailers de los primeros noventa minutos y comienza la película. Tengo el cinturón puesto, la azafata me sonríe y me promete que todo va a salir bien.
Valencia, Barcelona, un par de semanas de prórroga para dejarme llevar, el comienzo en la posibilidad de no renunciar, de llegar, de encontrar el título que da nombre a la novela que jamás había atrevido a mirar. Contemplaciones las justas, hermanos y hermanas, certezas.... las necesarias, las más altas.

Podría llorar, podría quejarme y lamentar, la noche nos manda a la cama antes de tiempo, el madrugar se hace por la mañana y no al ver la luna brillar, más trabajar y menos charlar y todo eso. En mi caso derramar protestas no es una opción. Lanzarme directo a la boca del lobo, por el contrario, eso si que es una tentación.

Voy a volcar el vaso, a derramar hasta la última gota de mi y, entonces, cuando ambos yazcamos empapados, podré reír de verdad.

No soy un mentiroso, jamás he dicho una sola verdad.

Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...