miércoles, 1 de julio de 2015

Odiando se ama la gente

Despotrica contra quien haya que despotricar. Siéntete libre de criticar, de rascarte el paquete de manera natural, de cagarte en todo lo cagable sin tartamudear.

Siéntate, y siéntate a hacer el mal.

Una vez que las llamas lo consuman todo, cuando los cuatro jinetes del final caminen a sus anchas, cabalgando sobre el asfalto, déjate querer, déjate animar.

No es el final, es tan solo una parada más. Le pese a quien le pese, todavía puedes cagarla más, no hay límites, te lo digo de verdad, somos seres con una fuerza sin igual, quizá con buena voluntad, poco resolutivos, bobos proclamados reyes del planeta que nos ha acogido al menos hasta el día de hoy.

No te martirices, no te lamentes más de lo que haya que lamentarse. Revuélcate en el barro pero eso sí, no te pases, tienes que llegar limpio a navidad.
Siéntete libre de ensuciarte las manos, de pasar la lengua por donde la quieras, y puedas, pasar. Resárcete de tus pecados solo si los quieres limpiar, no por imperialismos, por buen hacer, por estar bonito de mirar, agradable de ver. Y déjate los cuernos si los quieres llevar, escupe las lágrimas que tengas que vomitar, en mi presencia, en mi regazo, en mi abrazo de cristal.

Ser malo es algo natural, estar triste, una elección personal de dudosa estirpe moral.

Es el mal hacer el que nos acaba por unir más, la derrota la que despierta a mi piel en mitad de la noche preguntándome dónde se encuentra la tuya, qué dónde coño se mete, que hace mucho que no la ve, que la quiere castigar.

Echarnos de menos forma parte del proceso natural, de la evolución de la especie, del alzhéimer sentimental. Somos villanos de andar por casa, de camisón, albornoz y alpargatas, de el marca o el as, de paella los domingos, de no te conozco de nada pero te vas a enterar.

Eres mi enemigo favorito, el odio que me permite amar. Y es que, si pudiera, te mataría a besos.

Ésta es la última vez que te lo digo, déjame quererte, déjame creer que si me quieres, podemos llegar a odiarnos como se debe, vamos, como Dios manda.

Si te vas a portar así, hazlo dándome la mano, que nunca viene mal. Si planeas teñir de rojo la luna y hacer a la gente aullar, permíteme que te arrope como un ser humano de verdad, de los que se hacen daño, de los que aman hacer daño, de los que se hacen daño amando.

Y es que es ahora que te odio cuando, por fin, te he empezado a amar.


Eclipse

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