domingo, 20 de julio de 2014

Dios bendiga el infierno

Y es aquel que muere en lo más profundo de la mentira el que lo hace real. Saborea las lágrimas de un dolor que siempre estuvo ahí. Llora la pérdida de aquél destello que acariciaba tus párpados en las más solitarias noches, ese fulgor incesante, incansable, que, galopante, acudía en mitad de aquellos salados oasis.

Acaricia esos poros que surcan la piel de toda una vida. Inflige cariño, proporciona daño a aquellos astillados huesos que en mitad de una guerra sin nombres fueron capaces de perdonar. Bautiza a los ejecutores, asesina ángeles vengadores que, en ésta Tierra y en la suya, buscan el calor del perdón. 

Resiste en tu alma todo ese perdón, el dolor de todo un pestañeo y el mundo a su alrededor, sabrás elegir entre todos los mandamientos: "Levanta orgulloso el cadáver del prójimo al hombro". 

Y ahora que estás tan lejos, caminas descalzo y te escurres entre naranjas y limones. Dame la mano, tú que has matado a mi madre.


Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...