miércoles, 20 de febrero de 2013

Perdóneme padre, porque he pecado.

Mierda. Puta mierda. La sociedad y yo nos vamos a la mierda de la mano. De unos días a ésta parte he podido darme cuenta, la gente se está volviendo loca. La hostia, ¿había antes cordura en éste mar de aguas fecales?
Para muchos de ellos todo ésto es nuevo, no para mi. Llevo décadas mensuales pisando el mismo fango de adoquines. Hoy hasta el Papa grita por dentro, consumido, como todos nosotros, por la incertidumbre que nos da y nos arrebata la vida. "¡Hijos de puta, nos están tirando piedras!"

A la persona de a pie se le han abierto los poros. Ni el cielo se decide a enfocar con más o menos claridad el infierno que cubre de celeste y algodón. Nos está dando un toque en el hombro, uno de esos hirientes y eléctricos toquecitos con el dedo. Se me hinchan las pelotas en el laberinto que habito.

Música, letras, colonia sobre la mesa. Mis memorias circuncidadas se deshacen bajo sábanas ilegales. 
El aquí presente se las gasta de indiferente en esa fiesta, en aquel concierto, en aquella situación inesperada que me pone duros los pezones... pero siempre, por algún motivo tan atractivo como nauseabundo, tengo sus pecas rondando por mi materia gris.

Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...