martes, 19 de febrero de 2013

Carta del 16 de julio

Complicado. La palabra que define la relación en todo su esplendor. Te contaré un secreto, todo esto, lo elegí yo. Dicen que antes de nacer, allá en alguna dimensión, todos elegimos como será nuestra vida. Elegimos los momentos importantes, también los malos, esos son los más importantes. De esos aprendemos, esos nos sirven para ser mejores almas o lo que seamos en realidad.
Yo elegí no estar desde el principio contigo. Tal vez tampoco al final. Quizá nunca lo llegue a estar más de un par de minutos en realidad.Pero ya me conoces, soy un melancólico y un sufridor. Es razonable, conociéndome  que buscase para mi vida dramas tan complejos como éste donde, por supuesto, me quedo solo y mirando a la luna en algún funesto lugar.
No pienses que valgo la pena como poeta., tengo más corazón que careta: soy un romántico. Y temo decirte que tal vez ni siquiera te quiero. Creo que puedo estar enamorado de la idea del amor.Te digo esto enfrascado en un aroma a antimosquitos que me intoxica casi tanto como el pesar de tu voz. Me temo que hablando no soy tan claro como me gustaría. Me temo que aún tengo miedo, por mis fracasos y sobretodo por mis alegrías, de que si te digo las cosas como son saldrás corriendo despavorida.
Pero si algo me han enseñado mis cortos e inmaduros años en este mundillo de personajes y escenarios, es que el que la sigue, la consigue.Tengo miedo de que algo importe demasiado como para dejarlo jamás marchar. Sabía que quería algo importante pero no pensé que llegaría a esto, compañera.
Lo que menos me gusta cuando miro al exterior y contemplo mi reflejo en la ventana es el aura de tinta que rodea mi figura. No peleas junto a mí contra el insomnio que no me deja dormir. Estás sola y asustada. Tal vez estés llorando. Suerte que eres rubia, eso siempre ayuda (con esto se despista hasta el más artista, por si quién investiga llega hasta la presente, metiéndose en terrenos fangosos con aires de pesimista).
Espero que todos los caminos conduzcan a tenerte. Nada más claro, nada más inerte. Sería divertido y muy, muy diferente. Una sonrisa que conquista naciones, unas ideas que acaban con las comparaciones.Todavía no adivino cómo no extienden una alfombra roja a tus pies por donde pisas, princesa, porque tienes más de otro mundo que de éste en el todo empieza. 
Tu vida y tu muerte, el funeral y quererte.Nunca fue distinto, y si no recuerdo las etapas de muerte, bien recuerdo cuando con un mensaje pedías verme.Cariño, siento que estoy perdiendo el norte. ¡Que la cabeza se va de viaje sin ni siquiera decirme a dónde!

Quiero que me entiendas para poder protegerme. Porque te debo tanto.

Cuando te daba la espalda, tú me la guardabas. Me cuidabas. Y la peor parte es no poder complacerte porque la vida no quiere que el mundo sea alegre.¿Y quién te dice que en un par de años y durante tan solo tres asaltos tú y yo le daremos la espalda al mundo y podré reirme sin entenderme? Estarás tú para hacerlo por mí. O no. Porque las historias tienen finales felices y deprimentes, pero olvido el comienzo de tanto en tanto. Y es que en esta historia tú eres la princesa y yo, solo un plebeyo con aires de grandeza.

Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...