lunes, 7 de abril de 2014

¿Tiene acaso algún sentido?

Que se quiera cambiar el mundo sin llegar a creer ni un solo segundo que se puede.

Siento que he estado en todas partes sin moverme de mi habitación, y al mismo tiempo me he perdido entre playas, montañas y océanos interminables que guardan secretos tan evidentes como efímeros. Se hace de día, se deshace en la noche, y sigo escuchando la misma canción desde por la mañana hasta el final del día. Me sueno los mocos con cada calada y al mismo tiempo noto que algo cálido y blando me ha estado abrazando todo el tiempo.

Estoy contento, canto, se apaga la luz de la linterna y cuando me doy cuenta es tarde para reprimir las lágrimas. Cuando termino dudo entre volver a empezar o pasar a la fase alegre. Nunca he sido de sonarme los mocos con pañuelo, solo con cigarros. A decir verdad, no me lleno de mocos cuando lloro, entonces ¿por qué estoy fumando? Supongo que será un reclamo a esas horas tan cortas que se me escapan entre latido y latido, esos ratos muertos donde mis playeras están huecas y mis pies flotan sobre la superficie terrestre. Guardo cada deseo y lo propulso de una patada a la incineradora estelar que ilumina a ratos, según la hora del día, mi vida.

Me pregunto si ésta noche la luz de un Marlboro será suficiente para iluminar el camino de vuelta a casa.


Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...