sábado, 13 de abril de 2013

Lo noto

Tienes poder, lo noto. Una descarga al contacto de tu mano, al profundo pozo en tus ojos. El tiempo ha cambiado, temeroso de disgustarte, la sociedad se altera, temerosa de no dar la talla.
Y los hilos que nos unen al suelo que pisamos, que nos enlazan a todos nosotros se hacen, por momentos, visibles entre las motas de polvo.

Estoy en la cola en el estanco, aparece un hombre de veinticinco años justos y pregunta.
- ¿Esta es la cola?
- Si.
- ¿La cola para morirse, no?
Sonrío. Sé que no es casual que me haya levantado con el velo atornillado a la frente, cegando mis ojos. Lo noto.
Entramos en el estanco.
- La cola para contraer el cáncer- le digo.
- Eso es- ríe- es increíble que hagamos cola para envenenarnos- me comenta.
En un aborto de utopía venida a menos, de claridad mental destintada en una charla convencional:
- Y que monten un negocio con ello- le respondo.
- Si, por envenenarnos, ¿verdad?- me recuerda otra vez.
Avanzamos cada uno a un mostrador diferente y en una despedida le revelo el secreto de la eterna confianza humana, de su ansia por pecar si no le revelan el castigo.
- Mata pero no duele- me despido.

Ya extinguido el afán por entender, comprendo que aquel hombre sabía todo lo que había acontecido en mi vida. Al menos, la última semana.

Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...