miércoles, 20 de marzo de 2013

La luna decía Do esta noche.

Por una vez me ha llevado poco trabajo encontrar una pieza musical adecuada en tono y duración para redactar lo que viene.

Dejo un doble espacio y me pregunto: ¿por qué? ¿qué necesidad me implora a altas horas de la noche a respetar lo estéticamente correcto?
Solo extraigo una conclusión: únicamente en un mundo de locos, la rigidez y la exactitud de la ciencia sería respetada hasta el extremo de lo demente. Un lugar donde la cordura es un término pactado y en el cual la preposición in-, de la palabra insano, carece de la atribución que todos los sanos de mente y cuerdos de sentimiento le damos.

Escribo sobre la marcha, intentando reescribir lo menos posible para cumplir conmigo mismo en el papel de entendido hombre preocupado por la higiene psicológica de las relaciones que nos unen.

No alcanzo a comprender el potencial de lo perfecto, ni soy capaz de discernir entre mito y realidad cuando ésta palabra está involucrada en el meollo en cuestión.
¿Es falsa cualquier afirmación sobre la relación perfecta, acerca de la solución perfecta? Puedo captar la misma esencia con otro nombre en el entorno.

Los malentendidos, los problemas y sus posteriores acuerdos resolutivos. Tal vez ésa sea la definición de perfecto, aquello perfectamente humano, lo más natural y acorde con los creadores de la teórica perfección.

Tal vez sea algo simple lo que nos une a todos, la luna, por ejemplo. Todos conectados por la misma luz pálida y tenue que evoca cada noche de mi vida una alta concentración de melancolía en mi cóctel de emociones y sentimientos.

Por una vez extraigo lo que rechazo, por una vez soy consecuente con mis pensamientos. Todos somos humanos y todos, sin creerlo, avanzamos a pasos de ciego, pedrusco a pedrusco, con el tiempo.

http://www.youtube.com/watch?v=jTs3BP3fzD8&list=PL3FD80EFD3CEF218B

Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...