miércoles, 1 de marzo de 2017

La vida no es un poema

Sé que es difícil. Sé que cuando tengo esa mirada triste en mis ojos no puedes verme, que estoy lejos de aquí.

No soy fácil. ¿Quién lo es?

En la vida las cosas ocurren y no tienes que esperar entenderlas. Solo están ahí, ocurren. Ocurren.

Y cuando lo hacen todo cambia y no siempre es para bien. El cambio a mal existe, las cosas se deterioran, la salud se marcha y el amor se acaba.

La vida es una hoja en un árbol que un día fue verde y fuerte pero eventualmente, un día, cambiará de color, se secará al sol y al frío y simplemente caerá. Y cuando lo haga jamás volverá a ser la que era.

El tiempo hace eso. Pasa, avanza hacia delante lo quieras o no. Lo llores mucho o poco. Lo hace.

No soy fácil o merecedor de la pena porque yo también la tengo, pena.

¿Quién no la tiene?

Quién no ha conocido mejores tiempos al sol, enganchando en un árbol a metros del suelo. Quién no ha visto muerte, enfermedad o dolor.

La vida tiene todas esas cosas y algunas más. Simplemente cógela en tus manos y acaricia su pelaje, su carne, hazlo aunque duela, aunque te arranque más lágrimas de las que pensaste derramar cuando llegaste aquí y todo eran trenes de plástico, cubos y palas, olores y rayos de luz atravesando el cristal de cualquier ventana.

No soy fácil, ni si quiera me conozco. Solo sé quién soy algunos días, ya sabes, no pueden ser todos los días porque soy humano y estoy vivo. Tengo dudas y defectos y ellos me hacen ser quien soy, como lo hacen mis facciones o mi dermis o el tono de mi voz.

A veces estoy caduco y abro los ojos y me doy cuenta y me lamento por ello porque estoy vivo. No es triste, no es malo, es vida. Estoy aquí igual que tú.

Somos un bosque y todos nosotros nos marchitamos y caeremos, algún día, y terminaremos rastrillados y dejaremos libre el suelo que ocuparán nuestros cuerpos.

La vida no puede ser cambiada, siempre está cambiando y nosotros con ella. Solo no puedes nadar fuera del río sin morir. No puedes ganar la partida sin abandonarla ahogándote entre las aguas.

No soy fácil y no es una elección. Solo lo es. Solo lo soy.

Esto no es una poesía porque no soy un poeta, solo soy yo.

Y aún así solo somos hojas en árboles que se secan al sol y al frío y algunos días, cuando llueve, beben bajo la lluvia.

Solo hojas que dejarán de ser.


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