Esperas encontrar en mi un amor, un animal, algo donde esconder toda tu mirada, refulgente, pálida.
Recuperas el aliento queriendo más, inspiras por tu nariz tragando los sentimientos que no te dejan, si quiera, respirar.
Me has mirado otra vez, me has mirado para mal. La hiel en tus dientes y la aguja en un dedal, todas tus poesías bajo aquella blusa harapienta y sucia, hilada por segundos de derrotismo y poco afán de todo y nada.
Moqueas en un festival de gritos y sangre, tu tinta carmesí en el asiento de mi coche. Mi cabeza a mis pies, señoría.
Respondo con un sonido seco, altruismo del medieval, y espero paciente al roce del más frío metal.
Me susurras arcadas y yo, también.
Lame mis ciudades, responde a mis escapadas, anhela mis inquisiciones.
Espera a cubrir mi rostro con legañas, desvela cuando ambos nos movemos, si nos reímos, en este cuento. Friega mis entrañas y espera, despacio, a recubrir todos mis recuerdos.